“¡Que las extranjeras nos quitan a los hombres!”. Ésta venía a ser la amarga queja de una mujer española en una peluquería a la que había ido a teñirse el pelo. Esta señora argumentaba que las extranjeras no solamente están robándoles a los hombres españoles sino lo que es aún peor… ¡es que se están llevando a los mejores! Otra clienta, marroquí ella, le respondió que eso se debe a que las inmigrantes tratan mejor a los nacionales y que les respetan más que las españolas. A partir de ahí comenzó una airada discusión entre ambas féminas aunque la sangre no llegó al río.
Un cada vez mayor número de varones autóctonos descarta emparejarse con una española y busca expresamente a una extranjera. La pregunta es ¿por qué? Aún a riesgo de que me tiren tomatazos, que me acusen de traidor o antipatriota, que comenten que no se puede generalizar (que típico y que tópico ¿verdad?) o que me esputen toda suerte de barbaridades voy a decir lo que pienso de la mujer española. Si tuviera que definirla con una sola palabra sería… insoportable. Lo siento mucho, pero soy un tipo muy sincero. Tienen una forma de ser que echa para atrás.
1) Las españolas son muy masculinas. Fuman como carreteros, beben como cosacos y hablan como camioneros. En la práctica, son como un hombre con tetas. Llevan pantalones siempre y es casi imposible verlas con falda, que es una prenda que feminiza. La mujer española es basta y no le queda ni pizca de la feminidad que todavía se conserva en otros países. En Lituania por ejemplo vas por la calle y le dices “guapa” a una chica y ésta te regala una sonrisa. Aquí piropeas a una mujer y lo habitual es que ni siquiera se digne a mirarte, sino que siga su camino áspera y altiva.
2) Las españolas no respetan la autoridad del marido. Una africana, por ejemplo, te dice sin ningún complejo que en una casa el cabeza de familia debe ser el hombre y que la esposa debe obedecer a su marido. Escuchar decir esto a una española es ciencia-ficción. La mujer española suele ser bastante dominanta y quiere tratar al marido como a un calzonazos. Es muy habitual oír en España: “La que manda en casa es mi mujer”. No se trata ni mucho menos de que el marido sea un dictador pero sí de que ocupe el lugar que por derecho le corresponde: el de cabeza de familia.
3) Las españolas no aguantan las crisis. España es un país donde se vive bien y la mujer no está acostumbrada a padecer, por lo que a menudo el matrimonio salta por los aires con la primera mala racha que llega. Si se atraviesa una crisis económica fuerte y las deudas se amontonan, la española suele verse superada por las circunstancias y dice: “Ya no aguanto más. Quiero el divorcio”. Pero una rusa ha crecido con dificultades y se ha acostumbrado a salir adelante, por lo que considerará una mala racha pasajera lo que a una española le parece un problema insuperable motivo de ruptura.
4) Son bastante rencorosas y resentidas. Las españolas, al menos las jóvenes, suelen adolecer de feministas. Pero no hablo aquí de un feminismo entendido como la igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades para ambos sexos (cosa buena y deseable) sino de ese movimiento rancio y resentido que odia al género masculino. Ellas son la policía del feminismo, supervisan la actitud de otras mujeres y continuamente malinterpretan y deforman cuanto un hombre dice o hace. Ven actitudes machistas incluso en el más inocente de los gestos o comentarios de un varón.
La mujer española, en cuanto a persona, no es mejor ni peor que cualquier otro miembro de la especie humana. Ahora bien, no cabe duda de que tiene una cultura, mentalidad, costumbres, un entorno y unas experiencias vitales que configuran su insoportable forma de ser. No todo el mundo es igual, por lo que si tú eres mujer y española y no eres así, entonces que no te enoje mi artículo, no te sientas identificada con él, porque no va contigo. En cuanto a ti, varón español, mi recomendación es clara: si vas a casarte con una compatriota, yo de ti me lo pensaba dos veces.
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Pillo sitio
Edito a la de negro melafo brutalmente, of course :onion-head22:
Un cada vez mayor número de varones autóctonos descarta emparejarse con una española y busca expresamente a una extranjera. La pregunta es ¿por qué? Aún a riesgo de que me tiren tomatazos, que me acusen de traidor o antipatriota, que comenten que no se puede generalizar (que típico y que tópico ¿verdad?) o que me esputen toda suerte de barbaridades voy a decir lo que pienso de la mujer española. Si tuviera que definirla con una sola palabra sería… insoportable. Lo siento mucho, pero soy un tipo muy sincero. Tienen una forma de ser que echa para atrás.
1) Las españolas son muy masculinas. Fuman como carreteros, beben como cosacos y hablan como camioneros. En la práctica, son como un hombre con tetas. Llevan pantalones siempre y es casi imposible verlas con falda, que es una prenda que feminiza. La mujer española es basta y no le queda ni pizca de la feminidad que todavía se conserva en otros países. En Lituania por ejemplo vas por la calle y le dices “guapa” a una chica y ésta te regala una sonrisa. Aquí piropeas a una mujer y lo habitual es que ni siquiera se digne a mirarte, sino que siga su camino áspera y altiva.
2) Las españolas no respetan la autoridad del marido. Una africana, por ejemplo, te dice sin ningún complejo que en una casa el cabeza de familia debe ser el hombre y que la esposa debe obedecer a su marido. Escuchar decir esto a una española es ciencia-ficción. La mujer española suele ser bastante dominanta y quiere tratar al marido como a un calzonazos. Es muy habitual oír en España: “La que manda en casa es mi mujer”. No se trata ni mucho menos de que el marido sea un dictador pero sí de que ocupe el lugar que por derecho le corresponde: el de cabeza de familia.
3) Las españolas no aguantan las crisis. España es un país donde se vive bien y la mujer no está acostumbrada a padecer, por lo que a menudo el matrimonio salta por los aires con la primera mala racha que llega. Si se atraviesa una crisis económica fuerte y las deudas se amontonan, la española suele verse superada por las circunstancias y dice: “Ya no aguanto más. Quiero el divorcio”. Pero una rusa ha crecido con dificultades y se ha acostumbrado a salir adelante, por lo que considerará una mala racha pasajera lo que a una española le parece un problema insuperable motivo de ruptura.
4) Son bastante rencorosas y resentidas. Las españolas, al menos las jóvenes, suelen adolecer de feministas. Pero no hablo aquí de un feminismo entendido como la igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades para ambos sexos (cosa buena y deseable) sino de ese movimiento rancio y resentido que odia al género masculino. Ellas son la policía del feminismo, supervisan la actitud de otras mujeres y continuamente malinterpretan y deforman cuanto un hombre dice o hace. Ven actitudes machistas incluso en el más inocente de los gestos o comentarios de un varón.
La mujer española, en cuanto a persona, no es mejor ni peor que cualquier otro miembro de la especie humana. Ahora bien, no cabe duda de que tiene una cultura, mentalidad, costumbres, un entorno y unas experiencias vitales que configuran su insoportable forma de ser. No todo el mundo es igual, por lo que si tú eres mujer y española y no eres así, entonces que no te enoje mi artículo, no te sientas identificada con él, porque no va contigo. En cuanto a ti, varón español, mi recomendación es clara: si vas a casarte con una compatriota, yo de ti me lo pensaba dos veces.
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