Pues yo estoy viendo, Unde, que el término charnego se está sacando de contexto en numerosas ocasiones. Incluso al propio Montilla lo tildan de charnego, y cualquier persona que no sea de por allí y no hable catalán es calificada con ese apelativo despectivo. Hay DOS idiomas oficiales en Cataluña: el castellano y el catalán. Y pueden elegir hablar en el que quieran, y, si no me equivoco (esto lo digo hasta el nivel del que tengo conocimiento, que no llega aquí), no están obligados a conocer el catalán sólo por vivir en el territorio correspondiente a Cataluña (o la Comunidad Valenciana, o Baleares, o lo que queráis, enfoquemos el contenido y no el continente).
Me parece una muestra de, por así decirlo, y salvando las distancias, racismo: una persona es catalogada despectivamente por no ser catalana (en el sentido territorial, idiomático y cultural), y parece que la élite política está reservada a políticos que den sus discursos en catalán. Es como si yo, que soy de Ávila y tengo acento castellano, me presentase a las elecciones de Ceuta y, por el hecho de no ser plenamente ceutí, me votase menos gente.
Creo que en el circo político de hoy en día priman las caras y los discursos baratos antes que las soluciones reales, y eso es la verdad. El independentismo y nacionalismo catalanes no son más que la máscara que usan unos cuantos políticos para conseguir el autogobierno EN EL ÁMBITO ECONÓMICO. El resto, se la sopla. No veo a Montilla o a Mas lloriquear por las butifarras o las sardanas. Pero sí por la pela. Y la culpa de estas reivindicaciones tributarias la tienen los sistemas autocráticos (en cuanto a economía) del País Vasco y Navarra. El Gobierno nunca ha tenido los cojones suficientes como para bajarles los humos a estas dos comunidades y ahora, como es lógico, las demás quieren ser iguales.
Para que se entienda: o follamos todos, o la puta al río. Fuera máscaras, adiós teatrillos.
Me parece una muestra de, por así decirlo, y salvando las distancias, racismo: una persona es catalogada despectivamente por no ser catalana (en el sentido territorial, idiomático y cultural), y parece que la élite política está reservada a políticos que den sus discursos en catalán. Es como si yo, que soy de Ávila y tengo acento castellano, me presentase a las elecciones de Ceuta y, por el hecho de no ser plenamente ceutí, me votase menos gente.
Creo que en el circo político de hoy en día priman las caras y los discursos baratos antes que las soluciones reales, y eso es la verdad. El independentismo y nacionalismo catalanes no son más que la máscara que usan unos cuantos políticos para conseguir el autogobierno EN EL ÁMBITO ECONÓMICO. El resto, se la sopla. No veo a Montilla o a Mas lloriquear por las butifarras o las sardanas. Pero sí por la pela. Y la culpa de estas reivindicaciones tributarias la tienen los sistemas autocráticos (en cuanto a economía) del País Vasco y Navarra. El Gobierno nunca ha tenido los cojones suficientes como para bajarles los humos a estas dos comunidades y ahora, como es lógico, las demás quieren ser iguales.
Para que se entienda: o follamos todos, o la puta al río. Fuera máscaras, adiós teatrillos.
Saludos,
Víctor.