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Esto es España...
#61

A Mariano seguro que le gusta esta imagen, seguro que prefiere que se le vea como alguien que recorta que alguien que roba, pero creo que le queda mejor el antifaz y el saco con el símbolo del dolar.

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#62

Cosas que me llegan por facebook, no se que valor real tendra esto

Convocatoria urgente de nuevas elecciones
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#63

No tiene ninguna validez. Lo único que tienen validez son las ILP (iniciativa legislativa popular) que consiste en la recogida de 500.000 firmas (de verdad, no online) para que se lleve al congreso y ahí se vote. Pero no serviría de nada puesto que el PP tiene mayoría absoluta y logicamente se votarían en contra...
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#64

La única forma es que los nueve millones de personas que se abstubieron (como yo) nos presentemos delante del congreso y reclamemos nuestro derecho ¿No votamos? Quizás sea por protesta a un sistema que hay que reformar y que el voto en blanco es un engaño, hay casi la misma gente que no votó que los que votaron al PP ¿Mayoría absoluta? Y un cuerno...sistema de ladrones...

Mientras haya esta gente en el poder vamos apañados, y seguirán por muchos estropicios que hagan.

Saludos

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#65

Uff, con la de tiempo que hacía que no andaba por aquí y me encuentro este post que es de los que más me gustaban. Lástima que sea tan tarde para dar una opinión más completa, pero sí que quiero intentar ser concreto con algunas cosas que he visto:
1. Pablinho, le estás pidiendo explicaciones a una persona que primero dice que está en paro y luego dice que pasa 12 horas en el taxi.
2. Hablar de izquierdas y derechas se puede hacer perfectamente. Lo que no de pede hacer es relacionar la izquierda y la derecha con partidos en concreto. Hay muchos partidos con orientación de derechas (PNV, PP, UPyD, CiU...) y otros muchos con orientación de izquierdas (IU, BNG, ERC...) y otros como el PSOE que se pondría considerar centrista ya que a la vez que hace políticas sociales, defiende póliticas económicas neoliberales.
3. No votar o hacerlo en blanco es una de las peores decisiones que se pueden tomar en un país marcado por el bipartidismo. Estas actitudes favorecen la aparición de mayorías absolutas que, en casos como el actual del PP, son absolutistas.
4. Me cansa ver a gente que habla mucho sobre lo que está pasando, sobre lo que habría que hacer, sobre cómo nos toman el pelo... y luego no acuden a manifestaciones, ni concentraciones ni ningún tipo de actividad reivindicativa que represente el malestar, disconformidad y rechazo hacia las políticas que están aplicándose. Por lo que he leído, el único que parece ser que ha acudido a estos actos ha sido Pablinho. Me encataría equivocarme, pero, realmente, ¿cuántos de vosotros habéis participado en la Huelga General?, ¿cuántos habéis acudido a las movilizaciones del 15M? ¿cuántos habéis participado en las manifestaciones contra los recortes?, ¿cuántos habéis acudido a las manifestaciones del 1º de mayo?, etc. Pues para aquellos que no participais en estos actos, deciros que no sirve de nada que se hable mucho sobre lo que pasa en reuniones de amigos, foros, redes sociales, etc. sobre lo que se debería hacer si luego no se refrenda con los hechos.

Y, como bien dije, es tarde y no estoy con ganas de seguir.

Saludos.

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#66

Yo fui a sol en el 15-M y desde entonces he intentado acudir a todas las manifestaciones a las que he podido. A la huelga general fui (mis 95 euros brutos me costó xD) y si hay otra en septiembre volveré a ir. Entiendo que hay mucha gente que no puede permitirse perder 100 euros de sueldo, pero a lo mejor por perder esos 100 euros se gana algo para toda la vida...
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#67

(24-08-2012, 12:11 AM)Granad escribió: No puedes ver enlaces como invitado. Regístrate o conectate para verlo.3. No votar o hacerlo en blanco es una de las peores decisiones que se pueden tomar en un país marcado por el bipartidismo. Estas actitudes favorecen la aparición de mayorías absolutas que, en casos como el actual del PP, son absolutistas.

El sistema está mal hecho, quien no vota y quien vota en blanco tiene el mismo derecho que la persona que acude a votar, es decir si yo no voy a votar no quiere decir que esté fuera del sistema sino quiere decir que por ejemplo no podía asistir o que todas las alternativas que se presentan no representan sus ideas. Un sistema democrático donde van a votar un 70% de personas quiere decir que si alguien tiene un 35% de votos manda sobre un ¿65%? Eso no es mayoría absoluta ni de lejos, si un 30% de la población no vota no tiene representación y quiere decir que hay un 30% del parlamento vacio y que los partidos deben pactar si o si por el bien del pais y no por sus intereses propios, lo digo y seguiré diciéndolo el sistema actual está hecho por ladrones y para ladrones.

Cita:4. Me cansa ver a gente que habla mucho sobre lo que está pasando, sobre lo que habría que hacer, sobre cómo nos toman el pelo... y luego no acuden a manifestaciones, ni concentraciones ni ningún tipo de actividad reivindicativa que represente el malestar,

Soy de la opinión que una manifestación no sirve de nada, cuando tres millones de personas salen a la calle pidiendo el estatut de Catalunya y se les ignora, quiere decir que manifestarse no sirve de nada, que un movimiento como 15 M acampe en lugares públicos y emblemáticos para quejarse, no sirve de nada y como mucho servirá para el beneficio de alguien, en mi opinión la única forma de protestar realmente por algo es la vaga indefinida o el sabotaje, es decir si te roban hay que actuar y saliendo a la calle a manifestarte no sirve de nada, se rien de ti y para colmo casualmente aparece un grupo de brutos que causan daños o enfrentamientos con las autoridades (desacreditando un movimiento), hoy en dia las manifestaciones no sirven, hoy en día solo sirve la actuación conjunta, se declara una vaga general indefinida y bajan el IVA más rápido...(o cualquier otra acción que se reclame)

Saludos

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#68

Pablinho, como bien has dicho, la huelga te costó tu dinero, pero más vale palmar una vez o dos o tres 100€ que palmar mucho más en la nómina de cada mes durante toda nuestra vida... en el mejor de los casos.

Vancarl, el que no vota tiene tantos derechos como el que vota ya que, el derecho al voto es en sí mismo, eso, un derecho. No es una obligación, pero si no ejercemos ese derecho y sale con mayoría absoluta quien menos va a defender los intereses de la mayoría, la culpa es de quien no ejerció el derecho. El voto últil es, para mí, una mierda y nuca lo he ejercido y nunca lo ejerceré, pero tengo claro que no voy a permitir que mi voto en blanco o "no voto" sea responsable en el devenir de las políticas que nos afectan a todos. Si para votar estás esperando que haya un partido que te represente en todos los aspectos, entonces crea tu propio partido porque será la única manera. Hay que ejercer el voto pensando no sólo en lo que a nosotros nos guste más, sino en lo que a la mayoría de la ciudadanía le resulte mejor. Yo soy y prácticamente siempre he sido votante de IU. No estoy de acuerdo con todas sus posturas ni sus ideas, pero son el partido con el que más opiniones comparto y que defiende unos valores que considero importantes para esta sociedad. Algunos de sus actos me han provocado un gran rechazo, pero eso no me hace dejar de votarles porque sé que, según mi forma de ver las cosas, son la mejor opción existente. Si un partido, con el voto de una tercera parte de la población consigue una mayoría absoluta, no es tan sólo por la mierda de Ley Electoral que tenemos (no confundir con el sistema político) sino también porque hay un porcentaje demasiado elevado de personas que, escudadas en que todo es una mierda y una vergüenza, no salen de su amargura y piensan en el resto de la población.

Con respecto a pensar que una manifestación no sirve de nada, es haberse dejado engañar por los que quieren hacernos creer que no sirve de nada. ¿Por qué crees que los que gobiernan mienten con respecto al número de asistentes?, ¿por qué ponen trabas a que se realicen las manifestaciones/concentraciones?, ¿por qué mandan a policías y secuaces infiltrados para reventar las manifestaciones?, ¿por qué intentan desprestigiar los movimientos sociales representados en manifestaciones/concentraciones? Y, por último, ¿por qué han criminalizado las protestas sociales? Si quieres te puedo dar las respuestas, pero sé que eres un tío bastante inteligente y racional como para saber cuáles son. De todas maneras, un ejemplo histórico reciente: el PP perdió las elecciones frente al PSOE cuando fueron los atentados del 11F debido a las manifestaciones y concentraciones que se celebraron en toda España a raíz de las mentiras y ocultación que estaban realizando desde el gobierno. Esas movilizaciones hicieron que todo el mundo fuera consciente de cómo mentía el gobierno con total descaro. Si no se hubiesen realizado la población española seguiría con el apagón informativo. El Gobierno actual del PP, aprendiendo del pasado, es muy listo y conocedor del poder que tienen las manifestaciones y concentraciones, motivo por el que ha sacado leyes que nos impiden divulgar LIBREMENTE y SIN OPRESIÓN las situaciones provocadas por sus "medidas".

Si aún piensas que no sirven para nada, entonces no sé explicarme.

Saludos.

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#69

Cita:Vancarl, el que no vota tiene tantos derechos como el que vota ya que, el derecho al voto es en sí mismo, eso, un derecho. No es una obligación, pero si no ejercemos ese derecho y sale con mayoría absoluta quien menos va a defender los intereses de la mayoría, la culpa es de quien no ejerció el derecho. El voto últil es, para mí, una mierda y nuca lo he ejercido y nunca lo ejerceré, pero tengo claro que no voy a permitir que mi voto en blanco o "no voto" sea responsable en el devenir de las políticas que nos afectan a todos.

La abstención o voto en blanco han de ser asientos vacios, es decir, mi voto o mi "no voto" significa o que no quiero que ninguno de los partidos actuales me represente o que el sistema actual no me representa pero sigo siento un ciudadano más que cualquier otro y con lo consiguiente mi presencia es la misma que la de un votante del PP o del PSOE, si el PP quiere tener mayoría absoluta ha de convencer al 50% de la población no el 35% de la población o menos incluso, si lo hacen asi no es democracia, estas apartando de las decisiones a un 30% de la población porque no quieren jugar a tu juego, y bien que nos cobran a todos y bien que nos ponen limitaciones a todos y bien que la justicia en "teoria" nos afecta a todos, así que los votos también nos afecta a todos y si hay un 30% de personas que no votan tienen una razón se ha de respetar y tener en consideración, y si quieren que ese porcentaje vote que trabajen para ser realmente una buena representación de la población en vez de ser sectas que roban a la gente con toda impunidad.

Cita:Si para votar estás esperando que haya un partido que te represente en todos los aspectos, entonces crea tu propio partido porque será la única manera. Hay que ejercer el voto pensando no sólo en lo que a nosotros nos guste más, sino en lo que a la mayoría de la ciudadanía le resulte mejor. Yo soy y prácticamente siempre he sido votante de IU. No estoy de acuerdo con todas sus posturas ni sus ideas, pero son el partido con el que más opiniones comparto y que defiende unos valores que considero importantes para esta sociedad. Algunos de sus actos me han provocado un gran rechazo, pero eso no me hace dejar de votarles porque sé que, según mi forma de ver las cosas, son la mejor opción existente. Si un partido, con el voto de una tercera parte de la población consigue una mayoría absoluta, no es tan sólo por la mierda de Ley Electoral que tenemos (no confundir con el sistema político) sino también porque hay un porcentaje demasiado elevado de personas que, escudadas en que todo es una mierda y una vergüenza, no salen de su amargura y piensan en el resto de la población.

Actualmente según he visto ninguno tiene mis ideas, tengo ideas muy claras sobre lo que debería pasar pero los actuales partidos politicos son sectas que o juegas a su juego o te echan a patadas, da igual el partido que sea, aquí por ejemplo se intentó meter Laporta en politica pero no pudo porque le hicieron literalmente el vacio, los medios lo sacaban muy poco y a pesar de sacar cuatro escaños en barcelona apenas dijeron nada (hablaban más de otro partido que sacó menos escaños) y todo porque intentaba hacer vida política sin jugar con sus reglas, es una secta, y además no luchan por el bien del pueblo sino por el bien de su partido y por su bien vamos, IU los verdes que estuvo en el gobierno del tipartido aquí en catalunya hablaba de mucha energia renovable y tal, pero estando ellos en el poder se veian cosas raras muy raras (y cosas bien eso si), pero aquí hasta que alguien diga que los bancos han de pagar el atolladero donde nos han metido mi voto seguro que no lo tienen. El sistema actual es malo, es cierto que es mejor que muchos otros, pero es malo porque no se respetan realmente las libertades (solo hay que ver como se censuran cosas por los medios o se manipula información con toda impunidad), el sistema judicial también es una broma, el sistema ha de estar mucho mejor conrolado, en vez de tanto politico tendría que haber más comisiones controladoras de la economia, de las libertades y para evitar sobornos y todo tipo de abusos de poder, que hoy en dia gente como Camps o como Millet este libre es una verguenza.

Cita:Con respecto a pensar que una manifestación no sirve de nada, es haberse dejado engañar por los que quieren hacernos creer que no sirve de nada. ¿Por qué crees que los que gobiernan mienten con respecto al número de asistentes?, ¿por qué ponen trabas a que se realicen las manifestaciones/concentraciones?, ¿por qué mandan a policías y secuaces infiltrados para reventar las manifestaciones?, ¿por qué intentan desprestigiar los movimientos sociales representados en manifestaciones/concentraciones? Y, por último, ¿por qué han criminalizado las protestas sociales? Si quieres te puedo dar las respuestas, pero sé que eres un tío bastante inteligente y racional como para saber cuáles son. De todas maneras, un ejemplo histórico reciente: el PP perdió las elecciones frente al PSOE cuando fueron los atentados del 11F debido a las manifestaciones y concentraciones que se celebraron en toda España a raíz de las mentiras y ocultación que estaban realizando desde el gobierno. Esas movilizaciones hicieron que todo el mundo fuera consciente de cómo mentía el gobierno con total descaro. Si no se hubiesen realizado la población española seguiría con el apagón informativo. El Gobierno actual del PP, aprendiendo del pasado, es muy listo y conocedor del poder que tienen las manifestaciones y concentraciones, motivo por el que ha sacado leyes que nos impiden divulgar LIBREMENTE y SIN OPRESIÓN las situaciones provocadas por sus "medidas".

El 11F no tuvo que ver nada por las movilizaciones, eso fue por el acto en si, sin manifestaciones el resultado de las elecciones hubiera sido el mismo, fue un duro golpe, yo nunca he visto una manifestación tan grande en Barcelona con tres millones de personas, fue algo brutal la verdad y es una manifestación que no sirvió para nada, las manifestaciones simpre tienen alguien que saca partido, en eso supongo que estás de acuerdo, o PSOE o PP, o en caso de sindicatos para que los jefes de sindicatos tengan algun detallito más suculento, pero vamos que hoy en dia la gente cada vez se va adaptando a los medios, y ver una manifestación por la tele pues ya no le influye tanto ¿Sirvió de algo la vaga general? No, es más cuando subieron el IVA la gente tendría que haber salido a la calle, sin convocatoria ni leches, el dia siguiente a la calle a reclamar, eso si que es una manifestación, algo espontaneo, si tu vas delante del ayuntamiento o lo que sea y te pones a reivindicar y se te unen diez personas, y luego se van uniendo segun compartan tu reivindicación eso les hace más daño, principalmente porque intentarán marcarse el tanto pero al no organizarla pierden puntos, como te dije si no entras en su juego te echan a patadas y si tu te manifiestas y se te une gente no pueden sancionarte porque tu tienes libertad de expresión y el de tu lado también la tiene y así los demás. Referente a mis propuestas esta gente solo entiende cuando ellos pierden dinero, una vaga general ya no es tan fuerte como antes que no sabían como afrontarla, pero ahora? Ya saben afrontarlo de sobras.

Ah por cierto lo de que las autoridades digan un numero y los organizadores otro es normal, yo creo que ya es una costumbre ¿Sabes porque no les da miedo las manifestaciones? Hoy en dia hay bipartidismo, yo estoy cuatro años y si me voy entras tu, y luego entraré yo...con cuatro años ya consiguen lo que quieren, si estan ocho mejor pero más de ocho no estarán, esto pasa en USA también y ya lo tienen tan asumido que parece normal y no se exactamente su dia a dia pero seguramente no sabemos nada de lo que sucede realmente en USA, pero vamos un pais que sigues pudiendo tener armas y venden armas sin apenas control lo dice todo.

Cita:Si aún piensas que no sirven para nada, entonces no sé explicarme.

Seguramente haya diputados que tengan en mente ideas de las cuales se semjarán mucho a las mias, pero como te he dicho aquí o juegas a su juego o no juegas, es decir son titeres, el diputado del PP hace lo que quiere el PP no la región a la que representa, y así con los demás y si un partido no lo hace si, ten por seguro que si llega a tener algo de poder como pasaba en catalunya con el tripartido resulta que si lo hacen, ahí se les vio el plumero y por eso ERC perdió tantos votos.

Saludos

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#70

Está claro que no sé explicar las cosas si algo tan sencillo como la fuerza de una manifestación/concentración (convocada o sin convocar) sigues sin verla. Además, una manifestación/concentración protesta, muestra manifestar el descontento hacia una política/actitud, así que, las del 11M (puse 11F en el otro mensaje, despiste) cumplieron su función y castigaron a quien lo merecía (PP) aunque saliera beneficiado otro (PSOE). Y digo que resultó un castigo porque el PP pasó, en dos días, de tener todos los sondeos a su favor a obtener los peores resultados de su historia. Te puedo poner muchos más ejemplos que demuestran el poder de las manifestaciones/concentraciones o, simplemente, bastaría con decir "Primavera árabe".

Por cierto, dejar sin cubrir tantos escaños, en términos porcentuales, como votos en blanco/no votos es totalmente inviable tanto aquí como en cualquier país del mundo.

Otra cosa, lo de los 8 años de USA es el tiempo máximo que puede estar un mismo presidente. Los partidos políticos pueden repetir, como ocurrió, si no recuerdo mal, en los años 80, cuando los republicanos ganaron 3 elecciones seguidas hasta la llegada de Clinton en 1992.

Saludos.

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#71

Emigrad hijos míos, emigrad.
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#72

(25-08-2012, 10:40 PM)Granad escribió: No puedes ver enlaces como invitado. Regístrate o conectate para verlo.Está claro que no sé explicar las cosas si algo tan sencillo como la fuerza de una manifestación/concentración (convocada o sin convocar) sigues sin verla. Además, una manifestación/concentración protesta, muestra manifestar el descontento hacia una política/actitud, así que, las del 11M (puse 11F en el otro mensaje, despiste) cumplieron su función y castigaron a quien lo merecía (PP) aunque saliera beneficiado otro (PSOE). Y digo que resultó un castigo porque el PP pasó, en dos días, de tener todos los sondeos a su favor a obtener los peores resultados de su historia. Te puedo poner muchos más ejemplos que demuestran el poder de las manifestaciones/concentraciones o, simplemente, bastaría con decir "Primavera árabe".

Por cierto, dejar sin cubrir tantos escaños, en términos porcentuales, como votos en blanco/no votos es totalmente inviable tanto aquí como en cualquier país del mundo.

Otra cosa, lo de los 8 años de USA es el tiempo máximo que puede estar un mismo presidente. Los partidos políticos pueden repetir, como ocurrió, si no recuerdo mal, en los años 80, cuando los republicanos ganaron 3 elecciones seguidas hasta la llegada de Clinton en 1992.

Saludos.

Si estoy seguro que te da la sensación que una manifestación es muy útil pero ahora mismo no les importa en absoluto, como te he dicho se cambian el poder y no les importa cambiarse cada cuatro años, es decir con lo que hizo el PP, con la burbuja inmobiliaria que crearon, con el tema de No a la guerra, con el tema de los atentados...y mira la gente que los ha votado, no sirven las manifestaciones, saben muy bien como manipular a la gente y como manipular la información, las manifestaciones solo sirven para que otro partido es decir el PSOE suba al poder, para que acabe mal y vuelva el otro, es un sistema bipartidista que lo único que hace es quemar el sistema, los otros partidos son parásitos que a veces les han de dar de comer pero vamos...

Respecto a que es imposible conseguir que todo el mundo vote, no estoy del todo de acuerdo, es más bien que no les interesa, los partidos hacen meetings y demás pensando en los que ya votan no buscan aumentar la participación, porque no les sirve de nada y total su voto no vale nada...pero si los no votos contasen como debería ser entonces ya se lo currarían ya para que realmente votaran, lo que no es normal es que un 35% mande o un 30% sobre más del doble de la población, por circunstancias de estas han habido grandes conflictos en otros paises.

En lo de USA creo que no me has entendido, se que el presidente solo puede estar ocho años, pero suele interesarles cambiar de poder cada cierto tiempo porque asi se alternan y saben seguro que cada cuatro u ocho años tienen el poder asegurado.

Saludos

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#73

Cita:Una teoría de la clase política española

En este artículo propongo una teoría de la clase política española para argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario. La teoría se refiere al comportamiento de un colectivo y, por tanto, no admite interpretaciones en términos de comportamientos individuales. ¿Por qué una teoría? Por dos razones. En primer lugar porque una teoría, si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, porque de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro. Empezando por lo primero, una buena teoría de la clase política española debería explicar, por lo menos, los siguientes puntos:
¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?
¿Cómo es posible que ningún partido político tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar?
¿Cómo es posible que la clase política española sea incapaz de ser ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie-salvo el Rey y por motivos propios- haya pedido disculpas?
¿Cómo es posible que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y el emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios?

En lo que sigue, argumento que la clase política española ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación. En este sentido forma una élite extractiva, según la terminología popularizada por Acemoglu y Robinson. Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular. Una reforma legal que implantase un sistema electoral mayoritario provocaría que los cargos electos fuesen responsables ante sus votantes en vez de serlo ante la cúpula de su partido, daría un vuelco muy positivo a la democracia española y facilitaría el proceso de reforma estructural. Empezaré haciendo una breve historia de nuestra clase política. A continuación la caracterizaré como una generadora compulsiva de burbujas. En tercer lugar explicitaré una teoría de la clase política española. En cuarto lugar usaré esta teoría para predecir que nuestros políticos pueden preferir salir del euro antes que hacer las reformas necesarias para permanecer en él. Por último propondré cambiar nuestro sistema electoral proporcional por uno mayoritario, del tipo first-past-the-post, como medio de cambiar nuestra clase política.


La historia

Los políticos de la Transición tenían procedencias muy diversas: unos venían del franquismo, otros del exilio y otros estaban en la oposición ilegal del interior. No tenían ni espíritu de gremio ni un interés particular como colectivo. Muchos de ellos no se veían a sí mismos como políticos profesionales y, de hecho, muchos no lo fueron nunca. Estos políticos tomaron dos decisiones trascendentales que dieron forma a la clase política que les sucedió. La primera fue adoptar un sistema electoral proporcional corregido, con listas electorales cerradas y bloqueadas. El objetivo era consolidar el sistema de partidos políticos fortaleciendo el poder interno de sus dirigentes, algo que entonces, en el marco de una democracia incipiente y dubitativa, parecía razonable. La segunda decisión, cuyo éxito se condicionaba al de la primera, fue descentralizar fuertemente el Estado, adoptando la versión café para todos del Estado de las autonomías. Los peligros de una descentralización excesiva, que eran evidentes, se debían conjurar a partir del papel vertebrador que tendrían los grandes partidos políticos nacionales, cohesionados por el fuerte poder de sus cúpulas. El plan, por aquel entonces, parecía sensato.

Pero, tal y como le ocurrió al Dr. Frankenstein, lo que creó al monstruo no fue el plan, que no era malo, sino su implementación. Por una serie de infortunios, a la criatura de Frankenstein se le acabó implantando el cerebro equivocado. Por una serie de imponderables, a la joven democracia española se le acabó implantando una clase política profesional que rápidamente devino disfuncional y monstruosa. Matt Taibbi, en su célebre artículo de 2009 en Rolling Stone sobre Goldman Sachs “La gran máquina americana de hacer burbujas” comparaba al banco de inversión con un gran calamar vampiro abrazado a la cara de la humanidad que va creando una burbuja tras otra para succionar de ellas todo el dinero posible. Más adelante propondré un símil parecido para la actual clase política española, pero antes conviene analizar cuáles han sido los cuatro imponderables que han acabado generando a nuestro monstruo.

En primer lugar, el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas, ha creado una clase política profesional muy distinta de la que protagonizó la Transición. Desde hace ya tiempo, los cachorros de las juventudes de los diversos partidos políticos acceden a las listas electorales y a otras prebendas por el exclusivo mérito de fidelidad a las cúpulas. Este sistema ha terminado por convertir a los partidos en estancias cerradas llenas de gente en las que, a pesar de lo cargado de la atmósfera, nadie se atreve a abrir las ventanas. No pasa el aire, no fluyen las ideas, y casi nadie en la habitación tiene un conocimiento personal directo de la sociedad civil o de la economía real. La política y sus aledaños se han convertido en un modus vivendi que alterna cargos oficiales con enchufes en empresas, fundaciones y organismos públicos y, también, con canonjías en empresas privadas reguladas que dependen del BOE para prosperar.

En segundo lugar, la descentralización del Estado, que comenzó a principios de los 80, fue mucho más allá de lo que era imaginable cuando se aprobó la Constitución. Como señala Enric Juliana en su reciente libro Modesta España, el Estado de las autonomías inicialmente previsto, que presumía una descentralización controlada de “arriba a abajo”, se vio rápidamente desbordado por un movimiento de “abajo a arriba” liderado por élites locales que, al grito de “¡no vamos a ser menos!”, acabó imponiendo la versión de café para todos del Estado autonómico. ¿Quiénes eran y qué querían estas élites locales? A pesar de ser muy lampedusiano, Juliana se limita a señalar a “un democratismo pequeñoburgués que surge desde abajo”. Eso es, sin duda, verdad. Pero, adicionalmente, es fácil imaginar que los beneficiarios de los sistemas clientelares y caciquiles implantados en la España de provincias desde 1833, miraban al nuevo régimen democrático con preocupación e incertidumbre, lo que les pudo llevar, en muchos casos, a apuntarse a “cambiarlo todo para que todo siga igual” y a ponerse en cabeza de la manifestación descentralizadora. Como resultante de estas fuerzas, se produjo un crecimiento vertiginoso de las Administraciones Públicas: 17 administraciones y gobiernos autonómicos, 17 parlamentos y miles -literalmente miles- de nuevas empresas y organismos públicos territoriales cuyo objetivo último en muchos casos, era generar nóminas y dietas. En ausencia de procedimientos establecidos para seleccionar plantillas, los políticos colocaron en las nuevas administraciones y organismos a deudos, familiares, nepotes y camaradas, lo que llevó a una estructura clientelar y politizada de las administraciones territoriales que era inimaginable cuando se diseñó la Constitución. A partir de una Administración hipertrofiada, la nueva clase política se había asegurado un sistema de captura de rentas -es decir un sistema que no crea riqueza nueva, sino que se apodera de la ya creada por otros- por cuyas alcantarillas circulaba la financiación de los partidos.

En tercer lugar, llegó la gran sorpresa. El poder dentro de los partidos políticos se descentralizó a un ritmo todavía más rápido que las Administraciones Públicas. La idea de que la España autonómica podía ser vertebrada por los dos grandes partidos mayoritarios saltó hecha añicos cuando los llamados barones territoriales adquirieron bases de poder de “abajo a arriba” y se convirtieron, en la mejor tradición del conde de Warwick, en los hacedores de reyes de sus respectivos partidos. En este imprevisto contexto, se aceleró la descentralización del control y la supervisión de las Cajas de Ahorro. Las comunidades autónomas se apresuraron a aprobar sus propias leyes de Cajas y, una vez asegurado su control, poblaron los consejos de administración y cargos directivos con políticos, sindicalistas, amigos y compinches. Por si esto fuera poco, las Cajas tuteladas por los gobiernos autonómicos hicieron proliferar empresas, organismos y fundaciones filiales, en muchas ocasiones sin objetivos claros aparte del de generar más dietas y más nóminas.

Y en cuarto lugar, aunque la lista podría prolongarse, la clase política española se ha dedicado a colonizar ámbitos que no son propios de la política como, por ejemplo y sin ánimo de ser exhaustivo, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Banco de España, la CNMV, los reguladores sectoriales de energía y telecomunicaciones, la Comisión de la Competencia… El sistema democrático y el Estado de derecho necesitan que estos organismos, que son los encargados de aplicar la Ley, sean independientes. La politización a la que han sido sometidos ha terminado con su independencia, provocando una profunda deslegitimación de estas instituciones y un severo deterioro de nuestro sistema político. Pero es que hay más. Al tiempo que invadía ámbitos ajenos, la política española abandonaba el ámbito que le es propio: el Parlamento. El Congreso de los Diputados no es solo el lugar donde se elaboran las leyes; es también la institución que debe exigir la rendición de cuentas. Esta función del Parlamento, esencial en cualquier democracia, ha desaparecido por completo de la vida política española desde hace muchos años. La quiebra de Bankia, escenificada en la pantomima grotesca de las comparecencias parlamentarias del pasado mes de julio, es sólo el último de una larga serie de casos que el Congreso de los Diputados ha decidido tratar como si fuesen catástrofes naturales, como un terremoto, por ejemplo, en el que aunque haya víctimas no hay responsables. No debería sorprender, desde esta perspectiva, que los diputados no frecuenten la Carrera de San Jerónimo: hay allí muy poco que hacer.


Las burbujas

Los cuatro procesos descritos en los párrafos anteriores han conformado un sistema político en el que las instituciones están, en el mal sentido de la palabra, excesivamente politizadas y en el que nadie acaba siendo responsable de sus actos porque nunca se exige en serio rendición de cuentas. Nadie dentro del sistema pone en cuestión los mecanismos de capturas de rentas que constituyen el interés particular de la clase política española. Este es el contexto en el que se desarrollaron no sólo la burbuja inmobiliaria y el saqueo y quiebra de la gran mayoría de las Cajas de Ahorro, sino también otras “catástrofes naturales”, otros “actos de Dios”, a cuya generación tan adictos son nuestros políticos. Porque, como el gran calamar de Taibbi, la clase política española genera burbujas de manera compulsiva. Y lo hace no tanto por ignorancia o por incompetencia como porque en todas ellas captura rentas. Hagamos, sin pretensión alguna de exhaustividad, un brevísimo repaso de las principales tropelías impunes de las últimas dos décadas: la burbuja inmobiliaria, las Cajas de Ahorro, las energías renovables y las nuevas autopistas de peaje.

La burbuja inmobiliaria española fue, en términos relativos, la mayor de las tres que estuvieron en el origen de la actual crisis global, siendo las otras dos la estadounidense y la irlandesa. No hay duda de que, como las demás, estuvo alimentada por los bajos tipos de interés y por los desequilibrios macroeconómicos a escala mundial. Pero, dicho esto, al contrario de lo que sucede en EE UU, las decisiones sobre qué se construye y dónde se construye en España se toman en el ámbito político. Aquí no se puede hablar de pecados por omisión, de olvido del principio de que los gestores públicos deben gestionar como diligentes padres de familia. No. En España la clase política ha inflado la burbuja inmobiliaria por acción directa, no por omisión ni por olvido. Los planes urbanísticos se fraguan en complejas y opacas negociaciones de las que, además de nuevas construcciones, surgen la financiación de los partidos políticos y numerosas fortunas personales, tanto entre los recalificados como entre los recalificadores. Por si el poder de los políticos –decidir el qué y el dónde- no fuese suficiente, la transmisión del control de las Cajas de Ahorro a las comunidades autónomas añadió a los dos anteriores el poder de decisión sobre el quién, es decir, el poder de decisión sobre quién tenía financiación de la Caja de turno para ponerse a construir. Esto supuso un salto cualitativo en la capacidad de captura de rentas de la clase política española, acercándola todavía más a la estrategia del calamar vampiro de Taibbi. Primero se infla la burbuja, a continuación se capturan todas las rentas posibles y, por último, a la que la burbuja pincha… ¡ahí queda eso! El panorama, cinco años después del pinchazo de la burbuja, no puede ser más desolador. La economía española no crecerá durante muchos años más. Y las Cajas de Ahorro han desaparecido, la gran mayoría por insolvencia o quiebra técnica. ¡Ahí queda eso!

Las otras dos burbujas que mencionaré son resultado de la peculiar simbiosis de nuestra clase política con el “capitalismo castizo”, es decir, con el capitalismo español que vive del favor del Boletín Oficial del Estado. En una reunión reciente, un conocido inversor extranjero lo llamó “relación incestuosa”; otro, nacional, habló de “colusión contra consumidores y contribuyentes”. Sea lo que sea, recordemos en primer lugar la burbuja de las energías renovables. España representa un 2% del PIB mundial y está pagando el 15% del total global de las primas a las energías renovables. Este dislate, presentado en su día como una apuesta por situarse en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, es un sinsentido que España no se puede permitir. Pero estas primas generan muchas rentas y prebendas capturadas por la clase política y, también hay que decirlo, mucho fraude y mucha corrupción a todos los niveles de la política y de la Administración. Para financiar las primas, las empresas y familias españolas pagan la electricidad más cara de Europa, lo que supone una grave merma de competitividad para nuestra economía. A pesar de esos precios exagerados, y de que la generación eléctrica tiene un exceso de capacidad de más del 30%, el sistema eléctrico español ostenta un déficit tarifario de varios miles de millones de euros al año y más de 24.000 millones de deuda acumulada que nadie sabe cómo pagar. La burbuja de las renovables ha pinchado y… ¡ahí queda eso!

La última burbuja que traeré a colación, aunque la lista es más larga (fútbol, televisiones…), es la formada por las innumerables infraestructuras innecesarias construidas en las últimas dos décadas a costes astronómicos para beneficio de constructores y perjuicio de contribuyentes. Uno de los casos más chirriantes es el de las autopistas radiales de Madrid, pero hay muchísimos más. Las radiales, que pretendían descongestionar los accesos a Madrid, se diseñaron y construyeron haciendo dejación de principios muy importantes de prudencia y buena administración. Para empezar, se hicieron unas previsiones temerarias del tráfico que dichas autopistas iban a tener. En la actualidad el tráfico no supera el 30% de lo previsto. Y no es por la crisis: en los años del boom tampoco había tráfico. A continuación ¿incomprensiblemente? el Gobierno permitió que los constructores y los concesionarios fuesen, esencialmente, los mismos. Esto es un disparate, porque al disfrazarse los constructores de concesionarios mediante unas sociedades con muy poco capital y mucha deuda, se facilitaba que pasara lo que acabó pasando: los constructores cobraron de las concesionarias por construir las autopistas y, al constatarse que no había tráfico, amenazaron con dejarlas quebrar. Los principales acreedores eran ¡oh sorpresa! las Cajas de Ahorro. Los más de 3.000 millones de deuda nadie sabe cómo pagarlos y acabarán recayendo sobre el contribuyente pero, en cualquier caso, ¡ahí queda eso!
La teoría

Termino aquí la parte descriptiva de este artículo en la que he resumido unos pocos “hechos estilizados” que considero representativos del comportamiento colectivo, no necesariamente individual, y esto es importante recordarlo, de los políticos españoles. Paso ahora a formular una teoría de la clase política española como grupo de interés.

El enunciado de la teoría es muy simple. La clase política española no sólo se ha constituido en un grupo de interés particular, como los controladores aéreos, por poner un ejemplo, sino que ha dado un paso más, consolidándose como una élite extractiva, en el sentido que dan a este término Acemoglu y Robinson en su reciente y ya célebre libro Por qué fracasan las naciones. Una élite extractiva se caracteriza por:

"Tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio".

"Tener el poder suficiente para impedir un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre. Dicho de otro modo, tener el poder suficiente para condicionar el funcionamiento de una sociedad abierta -en el sentido de Popper- u optimista -en el sentido de Deutsch".

"Abominar la 'destrucción creativa', que caracteriza al capitalismo más dinámico. En palabras de Schumpeter "la destrucción creativa es la revolución incesante de la estructura económica desde dentro, continuamente destruyendo lo antiguo y creando lo nuevo". Este proceso de destrucción creativa es el rasgo esencial del capitalismo.”Una élite extractiva abomina, además, cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político".

Con la navaja de Occam en la mano, si esta sencilla teoría tiene poder explicativo, será imbatible. ¿Qué tiene que decir sobre las cuatro preguntas que se le han planteado al principio del artículo? Veamos:
La clase política española, como élite extractiva, no puede tener un diagnóstico razonable de la crisis. Han sido sus mecanismos de captura de rentas los que la han provocado y eso, claro está, no lo pueden decir. Cierto, hay una crisis económica y financiera global, pero eso no explica seis millones de parados, un sistema financiero parcialmente quebrado y un sector público que no puede hacer frente a sus compromisos de pago. La clase política española tiene que defender, como está haciendo de manera unánime, que la crisis es un acto de Dios, algo que viene de fuera, imprevisible por naturaleza y ante lo cual sólo cabe la resignación.
La clase política española, como élite extractiva, no puede tener otra estrategia de salida de la crisis distinta a la de esperar que escampe la tormenta. Cualquier plan a largo plazo, para ser creíble, tiene que incluir el desmantelamiento, por lo menos en parte, de los mecanismos de captura de rentas de los que se beneficia. Y eso, por supuesto, no se plantea.
¿Pidieron perdón los controladores aéreos por sus desmanes? No, porque consideran que defendían su interés particular. ¿Alguien ha oído alguna disculpa de algún político por la situación en la que está España? No, ni la oirá, por la misma razón que los controladores. ¿Cómo es que, como medida ejemplarizante, no se ha planteado en serio la abolición del Senado, de las diputaciones, la reducción del número de ayuntamientos…? Pues porque, caídas las Cajas de Ahorro -y ante las dificultades presentes para generar nuevas burbujas- la defensa de las rentas capturadas restantes se lleva a ultranza.
Tal y como establece la teoría de las élites extractivas, los partidos políticos españoles comparten un gran desprecio por la educación, una fuerte animadversión por la innovación y el emprendimiento y una hostilidad total hacia la ciencia y la investigación. De la educación sólo parece interesarles el adoctrinamiento: las estridentes peleas sobre la Educación para la Ciudadanía contrastan con el silencio espeso que envuelve las cuestiones verdaderamente relevantes como, por ejemplo, el elevadísimo fracaso escolar o los lamentables resultados en los informes PISA. La innovación y el emprendimiento languidecen en el marco de regulaciones disuasorias y fiscalidades punitivas sin que ningún partido se tome en serio la necesidad de cambiarlas. Y el gasto en investigación científica, concebido como suntuario de manera casi unánime, se ha recortado con especial saña sin que ni un solo político relevante haya protestado por un disparate que compromete más que ningún otro el futuro de los españoles.

La teoría de las élites extractivas, por lo visto hasta aquí, parece dar sentido a bastantes rasgos llamativos del comportamiento de la clase política española. Veamos qué nos dice sobre el futuro.


La predicción

La crisis ha acentuado el conflicto entre el interés particular de la clase política española y el interés general de España. Las reformas necesarias para permanecer en el euro chocan frontalmente con los mecanismos de captura de rentas que sostienen dicho interés particular. Por una parte, la estabilidad presupuestaria va a requerir una reducción estructural del gasto de las Administraciones públicas superior a los 50 millardos de euros, un 5% del PIB. Esto no puede conseguirse con más recortes coyunturales: hacen falta reformas en profundidad que, de momento, están inéditas. Se tiene que reducir drásticamente el sector público empresarial, esa zona gris entre la Administración y el sector privado, que, con sus muchos miles de empresas, organismos y fundaciones, constituye una de las principales fuentes de rentas capturadas por la clase política. Por otra parte, para volver a crecer, la economía española tiene que ganar competitividad. Para eso hacen falta muchas más reformas para abrir más sectores a la competencia, especialmente en el mencionado sector público empresarial y en sectores regulados. Esto debería hacer más difícil seguir creando burbujas en la economía española.

La infinita desgana con la que nuestra clase política está abordando el proceso reformista ilustra bien que, colectivamente al menos, barrunta las consecuencias que las reformas pueden tener sobre su interés particular. La única reforma llevada a término por iniciativa propia, la del mercado de trabajo, no afecta directamente a los mecanismos de captura de rentas. Las que sí lo hacen, exigidas por la UE como, por ejemplo, la consolidación fiscal, no se han aplicado. Deliberadamente, el Gobierno confunde reformas con recortes y subidas de impuestos y ofrece los segundos en vez de las primeras, con la esperanza de que la tempestad amaine por sí misma y, al final, no haya que cambiar nada esencial. Como eso no va a ocurrir, en algún momento la clase política española se tendrá que plantear el dilema de aplicar las reformas en serio o abandonar el euro. Y esto, creo yo, ocurrirá más pronto que tarde.

La teoría de las élites extractivas predice que el interés particular tenderá a prevalecer sobre el interés general. Yo veo probable que en los dos partidos mayoritarios españoles crezca muy deprisa el sentimiento “pro peseta”. De hecho, ya hay en ambos partidos cabezas de fila visibles de esta corriente. La confusión inducida entre recortes y reformas tiene la consecuencia perversa de que la población no percibe las ventajas a largo plazo de las reformas y sí experimenta el dolor a corto plazo de los recortes que, invariablemente, se presentan como una imposición extranjera. De este modo se crea el caldo de cultivo necesario para, cuando las circunstancias sean propicias, presentar una salida del euro como una defensa de la soberanía nacional ante la agresión exterior que impone recortes insufribles al Estado de bienestar. También, por poner un ejemplo, los controladores aéreos presentaban la defensa de su interés particular como una defensa de la seguridad del tráfico aéreo. La situación actual recuerda mucho a lo ocurrido hace casi dos siglos cuando, en 1814, Fernando VII – El Deseado- aplastó la posibilidad de modernización de España surgida de la Constitución de 1812 mientras el pueblo español le jaleaba al grito de ¡vivan las “caenas”! Por supuesto que al Deseado actual –llámese Mariano, Alfredo u otra cosa- habría que jalearle incorporando la vigente sensibilidad autonómica, utilizando gritos del tipo ¡viva Gürtel! ¡vivan los ERE de Andalucía! ¡visca el Palau de la Música Catalana! Pero, en cualquier caso, las diferencias serían más de forma que de fondo.

Una salida del euro, tanto si es por iniciativa propia como si es porque los países del norte se hartan de convivir con los del sur, sería desastrosa para España. Implicaría, como acertadamente señalaron Jesús Fernández-Villaverde, Luis Garicano y Tano Santos en EL PAÍS el pasado mes de junio, no sólo una vuelta a la España de los 50 en lo económico, sino un retorno al caciquismo y a la corrupción en lo político y en lo social que llevaría a fechas muy anteriores y que superaría con mucho a la situación actual, que ya es muy mala. El calamar vampiro, reducido a chipirón, sería cabeza de ratón en vez de cola de león, pero eso nuestra clase política lo ve como un mal menor frente a la alternativa del harakiri que suponen las reformas. Los liberales, como en 1814, serían masacrados –de hecho, en los dos partidos mayoritarios, ya se observan movimientos en esa dirección.

El peligro de que todo esto acabe ocurriendo en un plazo relativamente corto es, en mi opinión, muy significativo. ¿Se puede hacer algo por evitarlo? Lamentablemente, no mucho, aparte de seguir publicando artículos como éste. Como muestran todos los sondeos, el desprestigio de la clase política española es inmenso, pero no tiene alternativa a corto plazo. A más largo plazo, como explico a continuación, sí la tiene.
Cambiar el sistema electoral

La clase política española, como hemos visto en este artículo, es producto de varios factores entre los que destaca el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas confeccionadas por las cúpulas de los partidos políticos. Este sistema da un poder inmenso a los dirigentes de los partidos y ha acabado produciendo una clase política disfuncional. No existe un sistema electoral perfecto -todos tienen ventajas e inconvenientes- pero, por todo lo expuesto hasta aquí, en España se tendría que cambiar de sistema con el objetivo de conseguir una clase política más funcional. Los sistemas mayoritarios producen cargos electos que responden ante sus electores, en vez de hacerlo de manera exclusiva ante sus dirigentes partidarios. Como consecuencia, las cúpulas de los partidos tienen menos poder que las que surgen de un sistema proporcional y la representatividad que dan de las urnas está menos mediatizada. Hasta aquí todo son ventajas. También hay inconvenientes. Un sistema proporcional acaba dando escaños a partidos minoritarios que podrían no obtener ninguno con un sistema mayoritario. Esto perjudicaría a partidos minoritarios de base estatal, pero beneficiaría a partidos minoritarios de base regional. En cualquier caso, el rasgo relevante de un sistema mayoritario es que el electorado tiene poder de decisión no solo sobre los partidos sino también sobre las personas que salen elegidas y eso, en España, es ahora una necesidad perentoria que compensa con creces los inconvenientes que el sistema pueda tener.

Un sistema mayoritario no es bálsamo de Fierabrás que cure al instante cualquier herida. Pero es muy probable que generase una clase política diferente, más adecuada a las necesidades de España. En Italia es inminente una propuesta de ley para cambiar el actual sistema proporcional por uno mayoritario corregido: dos tercios de los escaños se votarían en colegios uninominales y el tercio restante en listas cerradas en las que los escaños se distribuirían proporcionalmente a los votos obtenidos. Parece ser que el Gobierno “técnico” de Monti ha llegado a conclusiones similares a las que defiendo yo aquí: sin cambiar a una clase política disfuncional no puede abordarse un programa reformista ambicioso. Y es que, como le oí decir una vez a Carlos Solchaga, un “técnico” es un político que, además, sabe de algo. ¿Para cuándo una reforma electoral en España? ¿Habrá que esperar a que lleguen los “técnicos”?


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#74

Pedro Ruiz es un tipo bastante pagado de si mismo, y que hizo aquella cutrez del domingol.
Pero he de decir que tiene dos cosas a su favor:
1º) Se intiro a Inma del Moral y a mi esa tia me daba mucho morbo
2º) Era listo
De lo segundo una buena prueba es, una lapidaria frase suya.
La derecha deja a los paises explotados, y la izquierda en la bancarrota.
No soy en absoluto pepero, es mas, aunque no soy anti sistema tengo muchos amigos que casi encajarian (o abiertamente encajan) en ese perfil:
Pero me hace mucha gracia que todos nos hayamos cabreado ahora derrepente.
Hace hoy un año, estabmos igual, y con un tipo al frente, que estaba con el barco hundido, y sin hacer nada.
Rajoy la esta cagando, pero al menos hace algo, y Feijoo y la aboyada de castilla la mancha han tenido la verguenza meter tijeretazo a los politicos, lo cual deberia ser el comienzo.
Por cierto, los empresarios, muchos de ellos, son gente competente y trabajadora, yo estoy cabreado con los GRANDES empresarios. Con Botin Florentino (ser superior para los madridistas) Gaspart Entrecanales y tantos otros que se han llenado los bolsillos haciendo negocios con nosotros, y ahora que ellos son muy ricos, nos dejan a la deriva.
Deberia haber mucha mas conciencia de todo lo que el conjunto de ciudadanos españoles les ha dado a esos hombres, pero la conciencia se deshace en la billetera supongo.
Y en cuanto a politicos, tenemos lo que merecemos, sino se prendio fuego al ministerio de sanidad cuando Pajin se hizo ministra, merecemos la muerte.
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#75

¡Acabo de enterarme de que podría dispararse la prima de riesgo hasta los 750 puntos!

No se hasta dónde puede llegar España si siguiera ascendiendo la prima de riesgo XD

Esperemos que a España no la rescaten porque como lo hagan, muy mal vamos si no lo estabamos mas.

Atentamente, Ignacio Correa

Frente a las adversidades, se puede levantar y resurgir como el Ave Fénix
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